La pandemia mundial, provocada por el coronavirus, SARS-CoV-2, ha conseguido poner el foco de atención en la calidad del aire en el interior de los edificios. Tanto es así, que la población en España, ha comenzado a usar de manera habitual conceptos como la ventilación, los filtros HEPA, los niveles de CO2, entre otros.
Nos ha parecido procedente publicar un estudio (Ehp: Environmental Health Perspectives), desarrollado en el Willis H. carrier Total Indoor Envirommental Quality (TIEQ) Laboratory at the Syracuse Center of Excellence (CoE), en el año del 2015.
Autores: Joseph G.Allen, Piers MacNaughton, Usha Satish, Suresh Santanam, Jose Vallarino y John D. Spengler.
Publicado el 26 de octubre de 2.015
Concebimos el presente estudio para cuantificar objetivamente el impacto del ambiente interior sobre las capacidades cognitivas, como eje impulsor, en el día a día, de la productividad de los trabajadores de oficina.
También nos motivó el reciente hallazgo de Satish, que señala que el CO2 puede ser un contaminante por sí mismo, y no solo un indicador del grado de ventilación (2012) y, por tanto también se experimentó la influencia del CO2, en una jornada completa de trabajo, sobre las capacidades cognitivas, manteniendo el resto de variables constantes.
Este es un estudio que comenzó controlando el ambiente de una oficina, para estimar los efectos de algunos parámetros de la CAI en la capacidad cognitiva. Se utilizó un diseño de estudio de “doble ceguera” que incluye:
24 trabajadores (arquitectos, diseñadores, programadores, ingenieros, profesionales de marketing, gerentes) del área de Syracuse participaron en el estudio que tuvo una duración de 6 días sobre el rendimiento cognitivo y las condiciones del edificio.
Las condiciones ambientales, que se describen en los siguientes apartados, se diseñaron para ser constantes en ambas habitaciones. El primer día se asignó, aleatoriamente, un cubículo a cada participante que fue el mismo durante todo el estudio. Se les solicitó que dedicaran por entero su jornada diaria, en las condiciones ambientes simuladas, a realizar sus actividades laborales habituales. Tuvieron a su disposición ordenadores, impresoras, acceso a internet y una zona privada para llamadas telefónicas privadas. Dispusieron de una parada de 45 minutos para comer, una limitada selección de alimentos, entre las 12:00 -12:45 hrs la oficina 1 y entre las 12:15-13:00n hrs la oficina 2. La comida se sirvió en un recinto adyacente a las oficinas. Tras esta parada, los participantes volvían a sus cubículos para continuar con su trabajo.
Los test para evaluar las capacidades cognitivas se iniciaban a las 15:00 hrs de cada día, y duraban hasta abandonar el TIEQ Laboratorio a las 17:00 hrs. Tanto los participantes en el estudio, como los analistas que interpretaron los resultados de los test no conocían las condiciones ambientales que se habían simulado cada uno de los días. Los participantes no recibieron instrucciones de cómo emplear su tiempo, ni por las tardes, ni los lunes antes de comenzar con el estudio.
Las simulaciones de las condiciones ambientales, de cada día, se diseñaron para evaluar condiciones que se encuentran habitualmente en oficinas (Tabla 2).
Los 3 parámetros que se controlaron experimentalmente fueron:
Para simular un espacio de una oficina Convencional, con alto contenido en VOCs, se colocaron fuentes generadoras de VOCs, en los difusores de impulsión de aire ubicados en el techo (no se observaba nada desde los lugares de trabajo), en cada cubículo antes de que los participantes llegaran el quinto día. Se eligió como objetivo total de VOCs (TVOCs) la concentración de 500 µgr/m3, basándonos en los límites fijados en las Valoraciones LEED IAQ. Como método de medición se utilizó el TO-15 de la EPA (USGBC 2014).
La evaluación de las capacidades cognitivas se llevó a cabo con la herramienta informática “Strategic Management Simulation (SMS), la cual es un test informático validado, diseñado para valorar lo efectivo del nivel de gestión de trabajadores, a través de un proceso de toma de decisiones (Streufert et al. 1988; Breuer et al. 2003; Satish et al. 2004).
Los participantes se sometieron a diferentes simulaciones basadas en retos del mundo real (ejemplo: coordinar una situación de emergencia en un municipio siendo el alcalde). Estos escenarios se diseñaron para conocer los patrones de respuestas estándar.
Un técnico especialista en gestionar este tipo de test, estuvo presente para proporcionar instrucciones y responder cualquier cuestión planteada por los participantes.
Las puntuaciones de las capacidades cognitivas fueron más elevadas en las condiciones de “Edificio Green” comparadas con las de “Edificio Convencional” para los 9 campos funcionales.
De media, las notas fueron un 61% y un 101% más altas en los días con condiciones “Green” y “Green+” respectivamente, respecto al día con escenario “Convencional”. Los efectos más significativos se apreciaron en las habilidades siguientes:
Los participantes tuvieron mejores notas en los días “Green +” respecto a los “Green” en 8 de los 9 dominios o campos, resultando aumentos del 25% en las puntuaciones cuando las tasas de ventilación con aire exterior aumentaron.
La puntuación promedio en el escenario “Green+” fue del doble respecto al escenario Convencional y al día de CO2 elevado.
La puntuación de las capacidades cognitivas fueron un 15% más bajas en el día con condiciones de CO2 moderadas (900/945 ppm) y un 50% inferiores en el día con condiciones de CO2 cercanas a los 1.400 ppm que en las condiciones de los 2 días “Green+”.
El dióxido de carbono se ha utilizado durante mucho tiempo para ambiente interiores como un indicador del grado de ventilación y de la adecuada calidad del aire interior (ASHRAE 2013). Sin embargo, esta idea convencional, está siendo desafiada debido a las evidencias en aumento de que el CO2 es un contaminante directo, y no solo un marcador para otros contaminantes (Satish et al. 2012). Se han encontrado, con relevancia estadística, disminuciones en las puntuaciones de las capacidades cognitivas cuando la concentración de CO2, se incrementaba hasta niveles que están considerados como habituales en ambientes interiores (aproximadamente 950 ppm). De hecho, este nivel de CO2 está considerado como aceptable, debido a que satisfaría la tasa de ventilación de la guía ASHRAE para una aceptable calidad del aire interior. Las disminuciones observadas cuando el CO2 está sobre 1400 ppm son muy superiores.
Los trabajadores de oficinas tuvieron una importante mejora de sus puntuaciones de habilidades cognitivas cuando trabajaban en ambientes “Green” y “Green+” en comparación con las condiciones del “Convencional”.
Las exposiciones a niveles de CO2 y VOCs encontradas en edificios de oficinas comunes, se asocian con notas más bajas en las capacidades cognitivas comparadas con las obtenidas en edificios “Green”.
Usando materiales de baja emisión, lo cual es práctica habitual en edificios “green”, reduce en las oficinas las exposiciones a VOCs.
Incrementando el aporte de aire exterior, no solo se reducen las exposiciones a CO2 y VOCs, sino también a otros contaminantes de ambientes interiores.
Los diseños de edificios “Green” que optimizan la productividad de los empleados y el uso de la energía, requerirán la adopción de sistemas de eficiencia energética y prácticas de mantenimiento informadas, que puedan maximizar los beneficios para la salud de las personas mientras minimizan los consumos de energía.
1.- Versión completa del estudio original en inglés
2.- Versión completa del estudio original en español. Gentileza de MONSOLAR INGENIEROS, S.L.
Benjamín Beltrán Bennasar.
Ingeniero Químico Industrial. Técnico Superior en Calidad del Aire en Interiores.
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